EL CHICO BUENO
SIEMPRE ES EL ULTIMO.
A mis 23 años, y
experimentando la soledad de vivir en un país que no es el mio, sin la compañía
de mis amigos de siempre y, por qué no, por aburrimiento. Llevo tiempo
analizando el comportamiento de las mujeres, no me gusta generalizar, pero
hablo sobre la mayoría (alguna habrá que se salve, o eso espero).
Bien, dado que la
mitad mi tiempo en Inglaterra lo paso estudiando y la otra mitad pensando, he
pensado mucho sobre las mujeres. Por más que pienso e intento comprender su
comportamiento, sigo sin entenderlo.
Por suerte o por
desgracia, tengo muchas amigas, mujeres, y hablo con muchas de ellas de la vida
sentimental. Me muestro comprensivo, se puede decir que pueden hablar conmigo y
sentirse cómodas porque de verdad me gusta escucharlas (o leerlas en este caso)
y tratar de hacerlas sentirse mejor. No tengo ningún interés sexual o
sentimental por ellas, incluso podría decirse que lo hago de forma egoísta,
porque me siento bien haciendo que la gente se sienta mejor.
En la mayoría de
mis conversaciones con estas amigas o conocidas hablamos de relaciones, de las
que van mal sobre todo, de lo capullo que es su novio, su ex o el chico que le
gusta. No soy un experto, ni estoy haciendo ningún tipo de estudio sobre las mujeres,
pero todas coinciden en que el tipo en cuestión es un chico guapo, que ha
estado con ellas un par de días, semanas o meses y las ha enamorado, y que
luego se comporta igual con todas, o las engañan con otras o que, en
definitiva, le hace daño y sigue sufriendo por él.
Yo no soy ningún
experto en el amor, podría considerarme un novato en este tema. Sólo he estado enamorado una vez y mi curriculum
sexual no es mucho más extenso, pero he estado enamorado de verdad. He tenido
más relaciones, he intentado conocer a más chicas, pero nunca he tratado de
engañarlas fingiendo estar enamorado para humedecerme el miembro. Cuando he
estado con una chica, “de rollo” que se dice, he estado sólo con ella, tratando
de conocerla y saber si pudiera llegar a enamorarme de esa persona y no por
conseguir echar un polvete y luego dejarla tirada. Tras contarles mi forma de
ver el amor y las relaciones la mayoría de ellas opinan que haría falta más
hombres como yo, hombres buenos, que traten de conocer a las mujeres antes de meterles
la mano por debajo del vestido.
Entonces es
cuando viene el problema. Si las mujeres quisieran que los hombres se
parecieran de algún modo a mí, ¿por qué hace 2 años de mi última relación?
Quizás porque no soy un guaperas, quizás porque prefiero pasar mi tiempo en un
país extranjero cultivando la inteligencia y mi cultura en vez de pasar horas
en el gimnasio modelando mi pecho y mis abdominales con polvos mágicos, o
porque no sigo las modas impuestas por las grandes marcas.
En este punto me
paré a pensar, ¿qué es lo que prefieren las mujeres? ¿Al hombre que no puede
rascarse la espalda ni articular 2 frases coherentes seguidas y sin faltas de
ortografía y que, además, las engaña con cualquiera? Porque, al fin y al cabo, lo que quiere es
una tía buena sin importarle si es buena
tía. O ¿sin embargo prefieren a un chico de físico normal, que las vea como son
y no como se ven, que las trate como a uno de sus amigos y no para vacilar con
sus amigos de la piba que lleva al lado, que la respete, que la mime, que la
quiera…?
La situación me
recuerda a una película de mi infancia, La Máscara, donde el típico pibón sólo
se fija en el pobre Stanley Ipkiss, cuando éste utiliza la máscara, se hace
millonario, famoso y en definitiva, triunfa. Ipkiss, escribió una carta en la
película, Los Buenos Chicos serán los últimos. En la película no llegó a salir
lo que decía en esa carta, pero supongo que se refería a algo parecido a lo que
he escrito.
Podría decir
quién soy, quizás incluso me ayudaría a que alguna lectora quiera conocerme.
Pero si lo dijera quizás esa lectora solo quiera conocer al autor, y no a la
persona que está detrás, asique lo dejaré así, pueden llamarme Stanley Ipkiss,
Un Chico Bueno.
Fdo. Stanley
Ipkiss
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