viernes, 28 de febrero de 2014

EL CHICO BUENO SIEMPRE ES EL ULTIMO.

A mis 23 años, y experimentando la soledad de vivir en un país que no es el mio, sin la compañía de mis amigos de siempre y, por qué no, por aburrimiento. Llevo tiempo analizando el comportamiento de las mujeres, no me gusta generalizar, pero hablo sobre la mayoría (alguna habrá que se salve, o eso espero).
Bien, dado que la mitad mi tiempo en Inglaterra lo paso estudiando y la otra mitad pensando, he pensado mucho sobre las mujeres. Por más que pienso e intento comprender su comportamiento, sigo sin entenderlo.
Por suerte o por desgracia, tengo muchas amigas, mujeres, y hablo con muchas de ellas de la vida sentimental. Me muestro comprensivo, se puede decir que pueden hablar conmigo y sentirse cómodas porque de verdad me gusta escucharlas (o leerlas en este caso) y tratar de hacerlas sentirse mejor. No tengo ningún interés sexual o sentimental por ellas, incluso podría decirse que lo hago de forma egoísta, porque me siento bien haciendo que la gente se sienta mejor.

En la mayoría de mis conversaciones con estas amigas o conocidas hablamos de relaciones, de las que van mal sobre todo, de lo capullo que es su novio, su ex o el chico que le gusta. No soy un experto, ni estoy haciendo ningún tipo de estudio sobre las mujeres, pero todas coinciden en que el tipo en cuestión es un chico guapo, que ha estado con ellas un par de días, semanas o meses y las ha enamorado, y que luego se comporta igual con todas, o las engañan con otras o que, en definitiva, le hace daño y sigue sufriendo por él.
Yo no soy ningún experto en el amor, podría considerarme un novato en este tema. Sólo he  estado enamorado una vez y mi curriculum sexual no es mucho más extenso, pero he estado enamorado de verdad. He tenido más relaciones, he intentado conocer a más chicas, pero nunca he tratado de engañarlas fingiendo estar enamorado para humedecerme el miembro. Cuando he estado con una chica, “de rollo” que se dice, he estado sólo con ella, tratando de conocerla y saber si pudiera llegar a enamorarme de esa persona y no por conseguir echar un polvete y luego dejarla tirada. Tras contarles mi forma de ver el amor y las relaciones la mayoría de ellas opinan que haría falta más hombres como yo, hombres buenos, que traten de conocer a las mujeres antes de meterles la mano por debajo del vestido.


Entonces es cuando viene el problema. Si las mujeres quisieran que los hombres se parecieran de algún modo a mí, ¿por qué hace 2 años de mi última relación? Quizás porque no soy un guaperas, quizás porque prefiero pasar mi tiempo en un país extranjero cultivando la inteligencia y mi cultura en vez de pasar horas en el gimnasio modelando mi pecho y mis abdominales con polvos mágicos, o porque no sigo las modas impuestas por las grandes marcas.


En este punto me paré a pensar, ¿qué es lo que prefieren las mujeres? ¿Al hombre que no puede rascarse la espalda ni articular 2 frases coherentes seguidas y sin faltas de ortografía y que, además, las engaña con cualquiera?  Porque, al fin y al cabo, lo que quiere es una tía buena sin  importarle si es buena tía. O ¿sin embargo prefieren a un chico de físico normal, que las vea como son y no como se ven, que las trate como a uno de sus amigos y no para vacilar con sus amigos de la piba que lleva al lado, que la respete, que la mime, que la quiera…?

La situación me recuerda a una película de mi infancia, La Máscara, donde el típico pibón sólo se fija en el pobre Stanley Ipkiss, cuando éste utiliza la máscara, se hace millonario, famoso y en definitiva, triunfa. Ipkiss, escribió una carta en la película, Los Buenos Chicos serán los últimos. En la película no llegó a salir lo que decía en esa carta, pero supongo que se refería a algo parecido a lo que he escrito.
Podría decir quién soy, quizás incluso me ayudaría a que alguna lectora quiera conocerme. Pero si lo dijera quizás esa lectora solo quiera conocer al autor, y no a la persona que está detrás, asique lo dejaré así, pueden llamarme Stanley Ipkiss, Un Chico Bueno.


Fdo. Stanley Ipkiss